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lunes, 29 de diciembre de 2014

Fe

Religiosas o no, las fiestas navideñas son la excusa perfecta para cerrar el año brindando con felicidad. Es tiempo de echar el cierre, de despedidas, y como tal, es tiempo de reuniones familiares y felicitaciones y celebraciones con amigos. En pleno siglo XXI, cuando más lejos de nosotros sentimos a nuestros seres queridos, en muchos casos por la ineludible distancia de quienes han hecho las maletas en busca de un futuro mejor o, simplemente, de un futuro, la tecnología nos permite estar al tanto de los vaivenes de todos ellos, felicitarles también las fiestas y hacer balance de lo bueno y lo malo que con el año se va. Sin embargo, paradojas del destino o qué sé yo, éstas son, irremediablemente, las fiestas de la tristeza, del desconsuelo y de la preocupación para muchos españoles. Las fiestas de la miseria, del engaño, de la desigualdad. Más que fiestas, heridas abiertas, crisis derivada en dramas personales, familiares.

2014, más allá de los titulares que nos ofrecerán los diarios, del rostro de Pablo Iglesias o del desfile inagotable de corruptos, ha sido el año de la esperanza. El de los pequeños gestos desinteresados, el de compartir paraguas cuando el temporal no amainaba, sino más bien al contrario, el de la ayuda por la gratitud. Entre tales socavones, el financiero, el industrial, el político, el moral, se han creado puentes de colaboración ciudadana, de solidaridad y esperanza. No se ha visto la luz al final del túnel, de hecho, es más extenso de lo que nadie pensaba, pero hemos pintado sus frías paredes de hormigón para que la odisea se nos haga, al menos, un poquito más amena. 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Vallecas

Hay lugares en el mundo que son mucho más que eso. No es un eslogan publicitario, tampoco el reclamo comercial de una agencia de viajes. Hablo de lugares que nada tienen que ver con la belleza -al menos con sus cánones establecidos-, con la acumulación de artistas, con la bohemia o con el desarrollo económico. Son lugares dónde el gris de su paisaje, la lobreguez de sus calles o la humildad de sus edificios no distorsionan su esencia. Lugares dónde es el paisanaje el principal protagonista: artífice y a la vez intérprete de su propia historia. Lugares incapaces de pasar desapercibidos. Lugares vivos. Lugares que no dejan indiferente a nadie. Lugares cuya identidad va más allá que la de cualquier otro lugar, por bello u opulento que sea.

Uno de los efectos más salvajes de las recesiones económicas, entendidas como depresiones severas que suponen algo más que un simple ciclo sistémico, es su expansión hacia otros apartados de la realidad social. Se denominan crisis porque hacen tambalear el sistema en su conjunto, provocando cambios sustanciales en la manera de entender lo que nos rodea. La recesión que empezó en 2008, por consiguiente, ha tenido efectos depredadores en todos los ámbitos: social, político, cultural, moral. Lo que diferencia estos lugares del resto es que cuando la voracidad de la crisis golpea, esos lazos sociales, esos valores morales en los que firmemente creen se ven reforzados en vez de destruidos. 

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Desde la azotea

Hace más de un año que inauguramos este blog. Impensable era, en aquel momento, imaginar que hoy estaríamos con vosotros luego de más de cincuenta entradas. Ha llegado el momento, una vez adquirida la madurez necesaria, de experimentar. Queremos ofrecer algo distinto, novedoso, para evitar que caigamos en la monotonía. Los temas de preocupación continúan siguen siendo los mismos: la incesante lucha, que ha existido desde el inicio de los tiempos, de los de abajo contra los de arriba. O mejor dicho, de como el pueblo prosigue en su intento de alcanzar el poder, de mirar desde lo alto y verse cara a cara con sus iguales. Sin complejos. Nos sigue ocupando lo social, la denuncia de los abusos, la alienación del individuo, la violación de los Derechos Fundamentales, la subordinación del poder político al económico, la injusticia de ser gobernado por auténticos corsarios. 

Por eso, hemos decidido ir más allá, dar un paso más, mirar al mundo con ojos diferentes y hacer lo que nos gusta: escribir. Dijo Ibsen, "grande o pequeño, todo hombre es un poeta si sabe ver más allá de sus actos". La poesía equipara a los hombres. Los hace mirarse de tú a tú, los hace ver más allá. Y es que, como nos enseñó Aleixandre, o es humana o no es. Si la poesía es capaz de devolvernos aunque sea un poquito de humanidad, es porque es mundana y humanamente indispensable. Ya tienen su '¿para qué?'

DESDE LA AZOTEA

La fiebre se desbordó
y el cemento corrió como el oro.
Encerrados tras una cerradura
de mecanismo complejo.
Encierro laberíntico en mente cerrada.
Quemaron la llave.
Cercenaron el cerebro.

Armados monstruos sin vida
luchando
contra vidas inermes.
Demolieron la vida
y construyeron esqueletos inánimes.
Armados monstruos sin corazón
tan solo son
esqueletos inánimes.

Mires a dónde mires, allí los verás.
Se yerguen hacia el cielo
altivos, pero sin vida.
Son fruto de la razón.
Sinrazón razonada.
Racional.
Como el hombre frío,
inánime,
sin corazón.
Como la mente que solo entiende de oro.
De cemento.

Mires a dónde mires, allí lo verás.
Desteñido mar naranja.
Enladrillaron la vida
y nos tapiaron el horizonte.
Apagaron la luz
y el resplandor nos cegó.
Era oro.
Oro gris en un mar naranja. 
Ya no se veía cielo, ni tierra.
Ya no corría el viento.

El conocimiento yacía ahogado.
Olor a papel húmedo.
Encerrado en un pétreo mar naranja.
El conocimiento encerrado, 
cercado por gigantescos monstruos
bañados en oro gris.
El conocimiento flotando en un mar naranja.

No se veía vida desde la azotea.
Sólo un engranaje oxidado,
unas historias desahuciadas
y un salvaje mar quieto.
No había vida, había víctimas
de un sistema maquiavélico.
Construyeron el progreso olvidando 
al mundo que,
ahora,
olvidado, 
desahuciado,
no es más que una marea.
Sabia. Pura. Cristalina.

Una marea capaz de abrir encierros,
de rescatar a Rapunzel,
de salvar los libros.
Una marea capaz de derribar muros,
paredes,
grúas.
Una marea que derriba construyendo
frente a quienes construyen derribando.

Ahora
el mar ha perdido su calma.
Movimiento.
Ha empezado el cambio.
La fiebre pasó.
De ella
solo quedaron esqueletos inánimes.
Pero ha empezado el cambio.
Subió la marea
y lo inundó todo.
La vida se coló dónde no vivía nadie.

Ahora
el mar ha perdido su calma.
Movimiento.
Ha empezado el cambio. 
Los de abajo han conquistado la azotea.

martes, 11 de noviembre de 2014

Bisturí

En los países islámicos dónde se aplica la ley sharia se mantienen vigentes macabras costumbres jurídicas como la de cortar la mano al autor de un robo. Desde luego, esas normas son, brutales, además de absurdas, desproporcionadas y técnicamente anticuadas, pues, en la mayoría de los casos se emplean instrumentos como hachas o machetes, se deniega atención médica al ladrón y el castigo se efectúa de cara a un público que jalea la tortura sobre el presunto culpable. 

En los países occidentales, en los que presuntamente reina la paz social, la armonía y el civismo, el robo es, probablemente, el delito peor regulado del código penal. En España, la ineficaz diferenciación entre hurto y robo, por ejemplo, apenas sancionaba a quienes sustrajeran bienes de un valor inferior a 400€. Tampoco existen medidas que repriman con la dureza necesaria la sucesión de ese tipo de actos delictivos, con lo que han proliferado en las grandes ciudades los delincuentes con múltiples antecedentes y pequeñas penas que, aprovechándose de la benignidad de nuestro sistema jurídico, viven -literalmente- de mangar todo lo que les viene en gana. 
De manera paradójica, llegan a nuestros oídos condenas ejemplares por afanar simples boberías, como la de Emilia, una joven madre valenciana que ingresó en prisión por gastar 193€ de una tarjeta que encontró para pagar pañales y comida.
La propiedad privada, como ven, se protege de una manera un tanto curiosa en España.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

La manada

Desde lo alto del cerro, la manada vigila toda la explanada. Lo tienen todo bajo control: atada y bien atado. Sus miradas vislumbran no solo su ansia de poder -y la seguridad de que lo ostentan-, también la altivez de saberse mejor que ellos, mejor que el resto. Sus afilados colmillos solo tienen ojos para la figura que se yergue, esbelta y vigorosa, sobre sus cabezas, justo delante del grupo, en el punto más alto del valle. La espera resulta exasperante y las fieras empiezan a impacientarse. Entonces, el macho alfa da la orden. Preparados, listos...¡ya! Y la caza comienza sobre el idílico enclave. 

Debajo, el inmenso rebaño se dirige de un lado para otro, realizando las actividades consuetudinarias de su día a día. Cada oveja sabe perfectamente qué es lo que tiene que hacer y lo ejecuta con precisión y esmero. No tienen otra preocupación que su tarea. La minuciosidad con la que cumplen su deber es impactante. Mientras el armónico ritmo de vida del asentamiento prosigue su ritmo, sus miembros se mantienen ajenos a lo que ocurre fuera de su cotidianidad. Ajenos al peligro que se cierne sobre ellos, a los predadores que vienen a depredar su comunidad.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Botín

Cinco jóvenes se juntan en el parque de una gran ciudad de nuestra geografía. Es viernes por la tarde: el radiante sol incendia la urbe que está cubierta de fino polvo gris y de una etérea marea de contaminación imperceptible. Ajenos a todo esto, los chavales conversan en tono animado. Dos de ellos cursan carreras en una universidad pública de prestigio. Otros dos, peleados con los libros o las matemáticas, se decantaron por la formación profesional. El último, como esa quinta parte de jóvenes españoles1, ni estudia ni trabaja. Colegas desde la infancia, han quedado en su lugar habitual, en el epicentro de su barrio incendiado, recubierto de polvo y polución. Se pasan un buen rato discutiendo sobre qué hacer por la noche.
-A mí People no me gusta, tronco.
-Pues vamos a Budha, hace dos semanas nos pegamos el fiestón.
Y una vez decidida la discoteca, acuerdan qué beberán: dos botellas de ron y una de ginebra, todo de marca blanca. Uno del grupo osó proponer comprar Beefeater. "No hay chasta", le respondieron casi al unísono.

Para adquirir los ingredientes que luego mezclarán, todos han puesto cinco euros. Nadie se escaquea. En cuanto el consejo dictamina el brebaje, sus componentes echan mano al bolsillo para abonar la cuota correspondiente. Las porciones son totalmente equitativas. Pero, si alguien no ha sido capaz de recabar el dinero, otro compañero pagará su parte, y la deuda quedará saldada la siguiente vez que salgan de fiesta. Sencillo.

Como en toda sociedad, la cuadrilla está formada por personas completamente distintas, con ideales antagónicos, necesidades y deseos enfrentados, gustos diversos y preferencias dispares. No obstante, su funcionamiento no se ve entorpecido por este motivo, sino que 
gana en riqueza y versatilidad, al estar compuesto por miembros con múltiples habilidades. 

A mayor escala, las normas claras y lógicas que rigen esa comunidad, normas que todos los individuos compartimos, normas acuñadas ya en la Prehistoria, normas basadas en el diálogo, en el debate, en el consenso, son normas quebrantadas, normas inválidas e ineficaces; papel mojado.

¿Existe acaso el debate en el Congreso? ¿Se trata de resolver problemas mediante el diálogo como los jóvenes alcohólicos del parque? ¿Se reparte equitativamente el peso de mantener el sistema público? ¿No rehuyen sus responsabilidades tributarias precisamente 
aquellos que no tienen dificultades para hacerlas frente?

En un contexto bien distinto, Hannah Arendt habló por primera vez acerca de la banalidad del mal. Ese hecho es pieza básica del aparato del Estado: el mal ha sido despenalizado. No del todo, claro está. Solo los actos físicos contrarios al orden mantienen su carácter perverso. Por un lado, la sociedad pide vísceras: asesinatos enfermizos y horribles, violencia machista, crímenes ideológicos. Son el sustitutivo del terrorismo en la sociedad del espectáculo. En cambio, éstos escapan al control de la gente. Son hechos de la peor calaña, que en nuestro código moral no tienen cabida hoy, como tampoco lo tuvieron hace muchos años. 
A alguien hay que colgar. Es demasiado obvio hacerlo con el violador, con el psicópata que goza descuartizando, con el neo-nazi. Para esos casos, que la Justicia haga su labor.

Quiere saciar su sed de sangre, y la masa encuentra un oasis en el "vandalismo". Piquetes informativos, pintadas, destrozo de sucursales. Incluso algo tan insignificante como el botellón equivale al asesinato de Lennon. Ellos son los nuevos herejes. Vándalos sin valores, seres abominables que no respeten nada. "No me extraña que uno de cada dos jóvenes esté en paro si se pasan el día emborrachándose".

La banalización del mal tiene dos vertientes. Por un lado, se censuran actividades banales. Por otro, se tornan banales actividades censurables. En la institución que debería representar a la ciudadanía española, en vez del discurso, se usa la ofensa y la fuerza para imponer decisiones. Muchos de sus miembros, con importantes recursos económicos eluden sus obligaciones fiscales, colocando lo conseguido con su salario pagado por el resto lejos del alcance de éstos. Para colmo, les sale más barato tomar unas copas en el Congreso que a los muchachos en los bares. 

En "El árbol de la Ciencia", Baroja relata como el pueblo ve con peores ojos que un individuo robe a otro, a que uno solo robe a todos. Aquel libro vio la luz en 1911, y retrataba la sociedad española de finales del XIX. Ciento diez años de evolución y aún seguimos en las mismas: llorando por los culpables y defenestrando a los inocentes. Pero no se preocupen, antes de morir, en 2012, el ladrón entregó su botín: 200 millones de euros ocultos a la Hacienda española. Era heredero, corrupto y banquero. Las tres palabras clave en la España de los botines.

NOTAS:
1-Un 23,7% de jóvenes españoles no estudiaba ni trabajaba en el año 2010. De hecho, los expertos creen que este número podría haberse incrementado en los últimos cuatro años. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/09/11/actualidad/1347351489_459628.html*
*El enlace es de Septiembre de 2012

viernes, 22 de agosto de 2014

Crisis

Hace unos años la palabra crisis recordaba a una de tantas megaproducciones cinematográficas apocalípticas en las que la destrucción total amenazaba nuestro planeta y en las que un musculado guaperas y una rubia voluptuosa eran la última esperanza para salvar a la Humanidad, tarea que siempre resolvían con éxito. Hoy en día, aunque Zapatero se resistiese a pronunciarla, tal vez para evitar el desastre de la Tierra, se ha ganado por derecho propio un lugar especial en nuestro vocabulario. Nos abotarga escucharla a diario, ya sea en prensa escrita o en televisión, en las tertulias de los cafés o en suplementos publicitarios. Estamos hasta los cojones de la maldita palabreja, la espada de Damocles que se cierne sobre cualquier intelecto sano, o medio sano. No obstante, resulta cómico como insignes personajes hacen cábalas acerca de su duración o lanzan propuestas como si fueran curanderos de pueblo, haciendo honor a ese programa de Canal +, "Ilustres ignorantes".

jueves, 10 de julio de 2014

Sálvese quién pueda

Es mediodía. Como de costumbre, antes de comer tomó el periódico y lo hojeo. De vez en cuando, si el titular atrae mi atención o si el tema que trata el artículo, crónica o noticia es de mi interés lo leo minuciosamente. Sin embargo, cuando llego a la sección Internacional dejo de hojearlo. Y hasta de ojearlo. Paso las páginas del tirón, como si intentase no adentrarme en ese mundo paralelo, distinto, por mucho que compartamos planeta, recursos, aire, agua, marco espacio-temporal. Un mundo que parece haber regresado atrás en el tiempo. No quiero zambullirme en esa rutina de dolor, en esa espiral de iniquidad que amenaza con engullirlo todo. Antes, quizá, me hubiera detenido ante esos reportajes. Me hubiera alarmado y angustiado por lo que han de padecer inocentes en rincones remotos de la tierra, hubiera ensalzado la labor del reportero que se juega la vida por informar en el campo de batalla, hubiera reflexionado sobre la hipotética razón de los conflictos bélicos. Ya no. Llega un momento en el que, o eres antropófago, o tanta sangre te tira para atrás. 

viernes, 4 de julio de 2014

El sueño del celta

No es muy reciente, pero tira. Resulta que ayer empecé con una novela de Vargas Llosa. Curiosamente, escrita en el mismo año que se le condecoró como Premio Nobel de Literatura, 2010. No puedo parar de leerla. Tiene su aquél, ese embrujo literario capaz de abstraerte de la realidad y evocar, en sustitución, un sueño, una fantasía. "El sueño del celta", en este caso.

Se venderán más o menos, pero las letras castellanas son necesarias para entender, en su totalidad y complejidad, la literatura universal. Podríamos formar un círculo de debate y pasar las horas ensalzando las virguerías que escritores españoles han realizado con la pluma. O mencionando, simplemente, la descomunal cantidad de novelas, ensayos, poemas, autobiografías u obras de teatro que nuestros maestros han creado de su puño y letra. No nos interesa. Preferimos contarles cómo, en la literatura hispánica, los escritores latinoamericanos han sido los verdaderos referentes, los verdaderos artistas, desde la segunda mitad del siglo XX en adelante. Por extraño que parezca, en el mundo de hoy en día son los hijos de las colonias quienes colonizan con su talento el arte de escribir que, justamente comenzó a desarrollarse luego del descubrimiento de América. Es una tontería supina esto que les digo, pero es que esa obra de Vargas Llosa relata desde su lado más ópaco la vida del "mártir" irlandés que luchó contra el colonialismo en África. Sería gracioso que en el 2400 los niños británicos, a la vez que estudiasen a Stevenson o Arthur Conan Doyle, adorasen la prosa de narradores keniatas. 

No es difícil convivir con ese legado. Pues, reconocer como propios a los intelectuales del otro lado del charco no supone ningún shock a la sociedad. De hecho, aumenta el patrimonio cultural, enriquece nuestra identidad mestiza. Pongo este ejemplo porque nadie ha llorado más que los españoles la muerte de García Márquez. Y nadie tiene en más alta estima al genio peruano. Será el país del Gran Hermano y el Sálvame, de las borracheras en Salou o en Ibiza, del fracaso escolar, de lo que quieran, pero a los eruditos, a los mitos del intelecto que siempre repudió una minoría los idolatra, los respeta, los lee, los acoge para sí. Esos españoles, ese ínfimo porcentaje de la sociedad, representa el progreso, el paso de página que el otro 99% debe avalar.

El colonialismo africano comparte con el americano el hecho de que forma parte de nuestro pasado y, como tal, debemos afrontarlo. Tras la barbarie existen pueblos que han renacido, que se han recompuesto, que, pese a que siguen vigentes las letales consecuencias de tan nocivo padecimiento, conviven. Conviven teniendo en cuenta su pasado, no avergonzándose de él: es imposible apartar algo inherente a su ser. 
Sin esa madurez, tal vez en el Perú los indígenas aún vistieran taparrabos y portaran arco y flechas. Sin duda, en ese Perú nos lanzarían flechas envenenadas a los españoles. 
Sin esa madurez, los miles de africanos que anualmente llegan al Viejo Continente en busca de un medio de subsistencia, lo haría, en lugar de con las mejores intenciones, armados y dispuestos a vengarse de lo que los colonos franceses, belgas o ingleses hicieron en sus tierras.
Sin esa madurez, Irlanda e Inglaterra seguirían hoy en guerra, los estudiantes alemanes no dedicarían su tiempo en las aulas a aprender -y aprehender- lo que fue el III. Reich, Sudáfrica se levantaría contra sus pobladores blancos. 
Carentes de esa madurez, los yihadistas del IS siembran el terror en Irak y Siria.

España se encuentra en esa encrucijada. No sabe si aceptar el papel que le corresponde y revolver en un pasado enfangado o seguir sin asumir su responsabilidad histórica, viviendo en su burbuja de falsa comodidad. Casi cuarenta años después del fallecimiento de Francisco Franco su legado continúa presente. Que los responsables políticos de la dictadura hicieran vida política en democracia, que las familias del régimen sean un poderoso lobby gracias al enorme poder económico que amasaron, que conmemoraciones o monumentos no se hayan borrado del mapa, que la Iglesia no haya renunciado a su rancio papel y todavía legitime lo ocurrido, que alcaldes pagados por todos decoren su despacho público con imágenes del Caudillo, que la Jefatura del Estado sea tal y cómo la designó el Generalísimo, que no se haya dado voz a las víctimas, que se acalle a los críticos, no significa que la sociedad española haya olvidado los horrores o haya superado la dictadura. 

¿Qué fue realmente lo que pasó? Casi cuatro décadas de tema tabú. Familias enemistadas desde la Guerra Civil, cuerpos inánimes que yacen en cunetas, miles de niños robados como si se trataran de cobre, crímenes que han de ser juzgados por una magistrada argentina, un revuelo insensato cada vez que se habla de ETA. Ése es el panorama que tenemos. La herida que aún permanece abierta es como el charco que nos separa de América, de Perú, de Vargas Llosa. Cerrar esa hendidura en el cuerpo social español parece una tarea tan imposible como drenar el Atlántico. Y, sin embargo, bastó "Cien años de soledad" para lograrlo. 

Así que, llegado a este punto, los españoles solo tenemos dos opciones: superar el trance con cuarenta años de retraso, desclasificar nuestra memoria histórica, abrir y democratizar nuestro archivo del pasado. 
O, por el contrario, elegir lo impuesto, vestir de Zara por encima de la camisa azul; vanagloriarse de la Constitución del 78, de la democracia moderna y de haber evitado otra Guerra Civil, a pesar de que el precio fuera cerrar los ojos y el corazón, ni ver ni sentir las injusticias que asolaron España de paredón a paredón, de cuneta a cuneta; justificar como "chiquilladas" que miembros de NNGG se fotografíen con el brazo en alto o que los nazis de Alianza Nacional, liderados por un septuagenario, asalten librerías. 

Visto lo visto, cuando el Estado Islámico venga a reconquistar la tierra de sus abuelos, no habrá de qué preocuparse. En realidad, puede que no seamos tan diferentes.

lunes, 30 de junio de 2014

Los medios justifican los medios

No hay día en que algún medio de comunicación no publique, o bien en sus portadas, o bien en sus páginas principales, una pseudonoticia completamente contrastada sobre Podemos y sus vínculos con el ETA, el chavismo, Irán, los Testigos de Jehová, Boko Haram y el toro que mató a Manolete. El resumen lo posteaba hoy un usuario en Twitter: "¿Se ha planteado Podemos como vía de financiación demandas por calumnias?". Lo apuntado en tono jocoso es una opción factible, teniendo en cuenta la ingente cantidad de barbaridades que se han imprimido en las últimas semanas.

viernes, 20 de junio de 2014

¡Claro que se puede!

Ni la más siniestra película gore daba tanto miedo como Madrid ayer por la tarde. La Gran Vía, toda emperifollada de orgullo patriótico, esperaba cortada, vacía, inerte, la proclamación del nuevo monarca de este reino que amenaza con hundirse. Algunos lo comparaban con los desfiles hitlerianos del Berlín de 1934. A lo que respondo que sí, que un aire se daba, que los nacionales parecían las SS, pero que en la Alemania del III Reich quienes organizaban esos colosales despliegues de exaltación patriótica no sacaban su capital del país con destino a paraísos fiscales. 

No sé bien como responder ante esa fotografía. Si reír por lo ridículo de una celebración de ese tipo a estas alturas. Si llorar por la tristeza que emana esa arteria desoladora, perfecto reflejo de la situación del país: estática, inmóvil, hueca. Si reventar de indignación cuando se gastan millones de euros en engalanar la capital de rojigualda, cortar las calles a súbditos con menores derechos que el Rey -así lo estipula la Constitución- y desplegar un enorme efectivo policial que aplaste una concentración ilegal, aunque de nuevo la Constitución avale su legitimidad, mientras que más de dos millones de niños sufren malnutrición, cinco millones de adultos están desempleados y otro millón de jóvenes ha tenido que refugiarse en países europeos, víctimas del exilio económico. 

viernes, 13 de junio de 2014

Segrectividad

Desde la noche de los tiempos, las distintas razas del género humano se han caracterizado por su pavor ante lo desconocido. La xenofobia que hoy achacamos a la tozudez e intolerancia de las mentes más cerradas también se daba en la Edad de Piedra entre tribus rivales. Solo el paso del tiempo, los progresos en el ámbito social, el remordimiento y la conciencia del daño causado con las barbaridades imperialistas y la apertura de las sociedades han logrado paliar ese fenómeno tan genuino, inherente de la condición humana, como el temor ante lo que se desconoce. 

Eruditos, literatos, moderados, sabihondos y toda esa prole de intelectuales racionalistas han coincidido en que la única manera de hacer frente a los comportamientos xenófobos es apostando por el conocimiento. Lo que tiene su lógica: para evitar tener miedo a lo que uno desconoce, se aboga porque lo conozca, con lo cual, dejará de tenerlo. Sencillo. 
Lo compartió, uno de los más expresivos narradores de la literatura española, Pío Baroja, cuando dijo aquello de "el carlismo se cura leyendo y el nacionalismo, viajando". Leer y viajar, al fin y al cabo, son dos magníficas fuentes de conocimiento y sabiduría.

lunes, 2 de junio de 2014

La oportunidad de nuestra democracia

Juan Carlos I, tras 39 años ejerciendo como Rey de España, ha abdicado en favor de su hijo Felipe. La corona española, la inviolable e irresponsable, cambia de dueño. La corona española, envejecida y anquilosada, cambia de dueño. Lo que no cambia, es la Jefatura del Estado, pues seguirá estando en manos de esa oxidada corona. No cambia, porque seguirá, como desde hace cuatro décadas, dando la espalda a los ciudadanos.

Tras años de caídas, escándalos de corrupción, cacerías y otras irresponsabilidades, siempre avaladas por la Constitución, el monarca ha iniciado la sucesión del trono. Mientras tanto, la prensa, casi en su totalidad, y las grandes fuerzas políticas quieren disimular una decisión de ese extraordinario alcance con un maquillaje de ordinaria normalidad. 

viernes, 30 de mayo de 2014

Del bipartidismo al unipartidismo

Mucho champán se ha descorchado desde que los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo sacaron a relucir el tremendo varapalo sufrido por el bipartidismo. Supongo que no sería Moët Chandon, sino otro de una calidad algo inferior, teniendo en cuenta de dónde proceden las celebraciones. Tanto PP como PSOE, aunque siguen siendo las dos fuerzas más votadas en España, perdieron un número demasiado significativo de escaños, y de votos. En total, 17 escaños menos, un 31% de los sufragios y más de 5 millones de los mismos en una situación similar a la de 2009, pues el descenso de la abstención fue ínfimo. 

Con la caída de los dos gigantes, un buen puñado de nuevas formaciones se ha abierto hueco en el panorama europeo. Izquierda Unida ha ganado cinco parlamentarios, los mismos que ha sumado Podemos en sus primeras elecciones. También ha irrumpido con fuerza Ciudadanos, ha mejorado sus anteriores resultados UPyD y hasta ha sacado escaño la formación verde Primavera Europea. 

La noticia ha sido recibida de manera positiva entre la ciudadanía. Del mismo modo que se abre un nuevo elenco de políticos que aglutina más ideas y propuestas, las votaciones pueden haber servido como un toque de atención a los dos partidos mayoritarios, que desde 2011 cumplen a rajatabla el libreto del drama teatral "cómo cagarla con la crisis".

martes, 27 de mayo de 2014

Europa es abstemia

Europa se despertó el domingo en medio de un delirium tremens1. Mitad por la resaca post-sábado noche, mitad por la resaca pre-elecciones europeas. En el computo global, podemos decir que Europa padece de síndrome de abstinencia: la abstención se situó en el 57%, y eso que es la primera vez que baja en los comicios europeos.

Cuando más de la mitad de la población tiene la posibilidad de elegir quien les representará en su máximo organismo supranacional y decide descartarla es que algo falla. Pueden incidir muchos factores: el descrédito de la casta política, la desesperanza ante una crisis asfixiante o la escasa importancia del Parlamento Europeo, siempre en manos del Consejo, o sea, siempre en manos del más poderoso; Alemania. Sea como fuere, la conclusión es una sola: con la abstención perdemos todos, pierde la democracia.

viernes, 23 de mayo de 2014

Liberté, egalité, fraternité

1789. El mundo occidental está compuesto por diferentes pilares, misceláneos pero compatibles. La democracia ateniense, los principios morales católicos, la declaración de derechos británica, el liberalismo estadounidense, el derecho constitucional moderno -que sienta sus bases en el siglo XVIII- etc. Sin embargo, se antojaría imposible comprender con plenitud la historia y el desarrollo de nuestra civilización sin tener en cuenta los hechos acaecidos a partir de esa fecha: 1789.

La Revolución Francesa marca un antes y un después en la historia de Occidente. Si bien no concluye con el resultado esperado -sino con una ola de terror y el posterior régimen unipersonal de Napoleón Bonaparte-, ni consigue instaurar el liberalismo en Francia -durante el siglo XIX se sucederán las Restauraciones monárquicas y las Repúblicas-, sienta las bases tanto de la democracia como forma de gobierno, que alcanzará en el siglo XX su estabilidad, como del nuevo orden social, abandonando el sistema estamental para abrazar el clasismo con la burguesía como clase social dominante.

viernes, 16 de mayo de 2014

Regnat Populus

Los viernes son siempre sorprendentes. Furtivos. Oscilan entre la ilegalidad, la benignidad, la pereza, el desasosiego y el relax final. Dejando, eso sí, su siempre toque amargo y meditabundo. En ocasiones, los viernes son como el cine. Una caja de sorpresas.

¿Por qué no sorprenderles entonces? Mira que hay temas pendientes. Ucrania, fragmentada. Isabel Carrasco. Las europeas, a la vuelta de la esquina, y el debate Cañete vs Valenciano. No. Hoy les sorprenderemos. Escribimos desde el sofá y no desde el escritorio. Un pequeño paso para el hombre...

Jamás entenderé qué se puede pasar, en un primer momento, por la mente de los grandes genios. Esa luz, la idea principal, el punto de partida hacia una obra maestra. Lamentablemente, no soy un genio.

¿Alguno de ustedes ha pensado en Arkansas, "el estado natural", como su shangri-la particular? No creo. Juncos bañados por el majestuoso Misisipi, frondosos árboles que oscurecen la Estados Unidos rural, degenerada, nebulosa. Cartles parpadeantes en un bar de motero, carteles de "Bud light", esas chorradas comerciales. La idiosincrasia americana, vaya. No pasar.

En ocasiones, junto con los viernes y el cine, los lugares más remotos y antiestéticos nos deparan verdaderas lecciones de humanidad. Lugares dejados de la mano de dios, apartados. Sub-culturas incivilizadas, bárbaras, indecorosas. La caducidad del progresismo hueco a solo una manzana de distancia. 

La imperfección del mundo, oh, sempiterno tema sobre el que reflexionar. ¿Qué aconseja la ética? ¿Ser lobos o corderos? Da igual. Todos hemos cavilado alguna vez sobre ello. Y los pensadores, hasta han elaborado sus propias tesis. Sin embargo, nadie coincidió en el punto clave. El que se le escapa al cine, el que te puede deparar un viernes: somos nosotros, los humanos, los que afeamos el mundo.

Friedrich Nietzsche auguró un día la llegada del superhombre. Totalmente libre, totalmente independiente, totalmente convencido, totalmente fuerte, totalmente valiente. Apaga y vámonos. La primera luz del genio trajo el caos. Para su persona, murió casi esquizofrénico. Para la humanidad, el vaticinio del hombre más violento que jamás haya pisado la Tierra.

Friedrich Nietzsche asoció al niño la esencia del hombre, del superhombre. Quiso rendir un merecido homenaje a esas crías despiadadas y crueles. Salvajes. Incivilizadas y bárbaras. Al igual que Arkansas. Quizás sea el niño el hombre más violento que jamás la haya pisado. La infancia es sinónimo de destrucción. Su ingenuidad y su apego a la verdad pueden perfectamente ser armas de destrucción masiva.

Es viernes, pienso. Luego existo. Alguna vez existió un hombre que creó el viernes (como concepto). Y otro que creó el cine. Y otro que creó Arkansas. Y otro que creó las armas de destrucción masiva. Y otro que plasmó al papel sus pensamientos. Y otro que parió al superhombre. Hubo quien navegó por el Misisipi, quien comercializó sofás o escritorios por primera vez, quien se apoderó de los lobos, los corderos y hasta de Nietzsche para sembrar el terror. Y otro que dudó y cimentó su seguridad en la existencia. Los hubo caóticos, esquizofrénicos, creyentes, impíos, honrados, cultos. Hubo genios, hubo dementes. Hubo, y habrá, hombres. Humanidad.

Tal vez sea ése el peor de los castigos. La humanidad, el hombre. Nos empeñamos en construir la máquina más sofisticada del universo, a la que llamamos sistema, sin enterarnos de que lo éramos nosotros. Nosotros, los humanos: ingobernables, nuestro peor castigo. Nos jactamos de ello. De ser la peor de nuestras condenas. Y creamos, puede que entre todos, el perdón, el indulto.

"Eso es ser hombre: horror a manos llenas". Escribió Blas de Otero, desesperado. Más tarde, terminó convirtiéndose en el más convencido de los filántropos.

Cuando entras en Arkansas, te recibe una bandera de fondo rojo, y estrellas azules sobre un rombo blanco. Un pabellón que se asemeja demasiado al de la armada confederada. Cuántos negros, cuántos esclavos, cuántos humanos cayeron al Misisipi en aquella guerra.
Cuando entras en Arkansas, te recibe un lema: "regnat populus"1. Como si quisiera decir, aquí reina el pueblo, quédense tranquilos. ¿Cómo vamos a estarlo si reinamos nosotros? Los hombres; los humanos. Filántropos, pero irregibles. 

NOTAS:
1-"Regnat populus" es el lema oficial del estado de Arkansas. Su traducción al castellano sería la siguiente: "reina el pueblo".

viernes, 2 de mayo de 2014

Mandamos nosotros

No soporto las injusticias. Supongo que es una patología común, algo que compartimos todos los integrantes de nuestra sociedad. O al menos, ese pacífico 99% -en el que muchas veces no queremos incluirnos, ya sea a modo de distinción de la poco distinguida masa o por simple y despreciable egoísmo- que es ultrajado diariamente y sin oponer resistencia por el 1% restante de sus congéneres. De todos modos, pueden estar tranquilos, ya que hoy no he venido a analizar esa enfermedad rara que se extiende como las esporas en nuestra sociedad: la del inmovilismo apolítico.

Está bien, soy yo quien se ha inventado esa afección. Debe de ser la misma pedantería que me empuja a escribir semanalmente en este recóndito rincón de la red la que así mismo me incita a inventar palabras, y en el caso más insólito como éste, a imaginar -o tal vez descubrir- dolencias. 

viernes, 11 de abril de 2014

Paz con razón

Faltan tres días para que se conmemore el 83 aniversario de la proclamación de la Segunda República. Tres días. Tres días que pueden dar para mucho. Por ejemplo, para que la Comunión Tradicionalista asesine a José del Castillo, y sus compañeros venguen su muerte con la de José Calvo Sotelo. Ya en su entierro se vaticinaba lo que iba a pasar. "Consagrar nuestra vida a esta triple labor: imitar tu ejemplo, vengar tu muerte y salvar a España".
Tres días después del seplio, en Melilla, comenzaba el golpe de Estado que derrocaría todo Gobierno de libertad y equidad. Al caer la noche, el primer sublevado contra la sublevación caía, fusilado. Era el general Romerales, la primera víctima de la Cruzada Nacional.

viernes, 4 de abril de 2014

Estado de Derecho

Yo también me apunto a esa teoría nietzschiana y wittgensteiniana -ahora es cuando algún lingüista, ofendido, me pega un topetazo con el DRAE- de desacralizar las palabras. Pues qué son las palabras, sino una invención del hombre. Simples letras, inventadas por el hombre, organizadas, en un modo que ha inventado el hombre, para representar una realidad, ésta sí, independiente del hombre. Como conclusión, cualquiera de ustedes, en el caso de haber vivido aislado durante toda la historia de la Humanidad, pensaría que lo principal es, cabalmente, esa existencia, material o inmaterial, que pretendíamos definir. Por lo tanto, ese ente peludo e inadaptado se tiraría de los pelos al percatarse del disparate que nosotros, el ser humano, la especie superior, cometemos con el lenguaje.

viernes, 21 de marzo de 2014

¡Ay madre mía!

No se sabe exactamente qué día nació Heliodoro Villar. Jamás lo reveló, ni tampoco su familia. Ni siquiera se conoce la fecha de su muerte. Lo único cierto es que vino al mundo en 1914 y lo dejó en 2006, casi un siglo después. Muchos lustros entre bípedos desagradecidos, que diría Dostoievski, y a los que Cervantes, aunque murió de viejo, no acabo de comprender, por ser cada individuo una variedad de su especie.1

La memoria de Heliodoro empieza en 1936, en la minúscula pedanía de Villafer, al sur de la provincia de León. Tenía 22 años en el momento que se produjo el "Glorioso Alzamiento", tristemente infernal. Reflejo de humildad, vivía de su trabajo en el campo y como obrero en obras públicas. Soñaba con mejorar, con prosperar, con un futuro socialmente ecuánime. Estaba afiliado a las Juventudes Socialistas y a una sociedad de trabajadores de la tierra adscrita a UGT. Tras la victoria del Frente Popular, su organización sindical había logrado repartir durante el verano sesenta días de faena entre todos los habitantes del pueblo. Mala suerte. Jamás llegó a labrar. 

viernes, 14 de marzo de 2014

Sic semper tyrannis

Si les digo Charles Louis de Secondat, probablemente les suene a chino. Bueno, a francés. Caerán en la cuenta de quien es cuando revele su identidad pública, la de Barón de Montesquieu. Aquel famoso bordelés cercano al ideal empirista de John Locke fue el primero en poner voz, y pluma, a la separación de poderes que, pese a que damos por descontada, tanta sangre, tantas decepciones y tanta brega ha costado conseguir.

viernes, 7 de marzo de 2014

Democracia cultural, la cultura de la democracia

El siglo XX, en particular la segunda mitad -tras el final de la gran guerra-, supuso el espaldarazo definitivo a la democracia. La expansión de la mundialización, con su consiguiente aderezo de reconversiones industriales y deslocalizaciones, y el clímax que alcanzó el capitalismo postmoderno basado en la especulación bursátil contentaron a unas sociedades que se han caracterizado por: a) convivir en paz durante un largo periodo de tiempo, algo que no se había dado nunca antes en la historia y b) una alienación social de la que ya avisó Karl Marx doscientos años atrás. Maticemos este último punto: el hombre del siglo XXI es, desde luego, quien más acceso ha tenido a la información y al saber en todos los campos, ora científicos, ora humanísticos, ora sociales. Sin embargo, continúa partiendo de un desconocimiento absoluto, como se refleja en la extrañeza que representa un mundo que no comprende. De ese modo, se le priva parcialmente de ser dueño de sí mismo, o sea, de la autodeterminación que tan de moda está con el lío éste del debate secesionista.

viernes, 28 de febrero de 2014

El Palacio de los Leones

En domingo noche, el prime time de La Sexta está reservado para Jordi Évole. El Follonero es, por la constancia de su programa -Salvados cumplirá su sexta temporada en antena- y su estilo periodístico, la estrella de la cadena más alineada a la izquierda en estos tiempos. Todo lo que pasa por la labia de Évole se convierte, al instante, en un éxito de audiencia. El genio de la lámpara. 

viernes, 21 de febrero de 2014

Paz y Justicia

Venezuela es el hervidero del terror. De pronto hemos regresado a la época de la Guerra Fría, pues Occidente tiembla en cuanto la tricolor asoma. Luego, hay que tener controlado al elemento desestabilizador. Pero la República Bolivariana no se deja amedrentar: los matones de la clase no le van a robar el dinero del almuerzo. El globo terráqueo se desequilibra por el bigote de un chicano. Un miedo cerval penetra por su espina dorsal. Se acerca el ocaso del ocaso.

sábado, 15 de febrero de 2014

Blanco y negro

El pasado jueves 6 de febrero, se calcula que 14 inmigrantes -ni siquiera se conoce la cantidad exacta, pues la mar sigue escupiendo cuerpos sobre las playas ceutíes- perecieron al intentar cruzar la frontera del Tarajal y penetrar en España. En el día de ayer, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado "tuvieron que" cerrar el puesto fronterizo de Beni Enzar, el principal de los que unen Melilla con Marruecos, ante el intento de decenas de inmigrantes sirios de entrar en la ciudad autónoma. Sirios desplazados por una guerra que Occidente fomenta y contribuye a su prolongación. Además de los oscuros negocios con ambos bandos, su participación se ha limitado a la destrucción de las armas químicas, no "proceso de paz" como ciertos medios han querido que se le denomine. Es decir, a la reducción armamentística de un potencial enemigo del orden internacional establecido, al mismo tiempo que copan primeras planas por su desinteresada cooperación en el conflicto bélico, como si de los Aliados confrontados con las Potencias del Eje se tratase. O lo que es lo mismo, a matar dos pájaros de un tiro.

viernes, 7 de febrero de 2014

Sapere aude

En 1770, Immanuel Kant era ya un famoso erudito, uno de los filósofos emergentes de la época, cuando lo nombraron Profesor de Lógica y Metafísica en la universidad de su natal Königsberg. A fin de justificar su nombramiento, Kant escribió la Disertación Inaugural, en la que trataba todos los temas de su obra, incluidas las facultades del pensamiento intelectual. Sin embargo, una carta de un desconocido alumno suyo y la lectura de un portento del pensamiento moderno, David Hume, le despertaron de lo que el definió como su "sueño dogmático". De ese modo, a los 46 años de edad, una figura conocida en toda Prusia se aisló durante 11 años -que perfectamente podrían ser los de la flor de su pensamiento- para resolver los problemas que su trabajo anterior había planteado. Y el resultado de la auto-crítica kantiana fue "Crítica de la razón pura", su obra maestra, un peñasco de 800 páginas, escrito de manera directa -casi didáctica-, en la que analiza desde si la metafísica es o no una ciencia, hasta las condiciones epistemológicas del saber o la crítica al principio de causalidad de Hume. Aquel vademécum de la filosofía contemporánea debió de cosechar el resultado esperado, pues el 8 de julio de 1827, Pio VIII lo introdujo en el Index librorum prohibitorium.

viernes, 31 de enero de 2014

Transparente

La historia del Partido Popular es la del desarrollo de un trastorno mental y su consiguiente contagio en los cerebros imberbes de toda una sociedad. Un sadomasoquismo exagerado que ha sodomizado a una población que experimenta fruición cuando la azotan. Tampoco podemos culparla por ello, pues sus líderes se han sometido de la misma manera. "Hilo y aguja para las hembras, látigo y mula para el varón", decía Bernarda Alba. Así, mientras Cospedal, Sorayita, Mato y cía. tejen y bordan con esmero sus peinetas y mantillas, los hombres han cambiado el café por el club de alterne y las esbeltas mulatas, por rusos grandotes, recubiertos de látex y dispuestos a atizarles con la fusta. Al final, va a resultar que Iñaki Oyárzabal no es la excepción y a todos los peperos les gusta que les soplen el cogote.
No le agradará este hecho a su Divina Providencia.

viernes, 24 de enero de 2014

Ecce homo

"Y salió Jesús llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre!" Evangelio de Juan (19:5). Ecce homo1 es la traducción que la vulgata latina dio a este pasaje. En él se muestra a Poncio Pilato, el gobernador de Judea, arrojando a Jesús a la masa hostil que pretende ajusticiarlo, mientras el hombre poderoso se lava las manos. Este relato, por pura estadística -la biblia es el libro más vendido de la historia-, debe de haberse leído muchas más veces que cualquier fábula de Hesíodo, Esopo u Horacio o tragedia de Shakespeare.

viernes, 17 de enero de 2014

La revolución de las azadas

Nada de lo que en España ocurre puede entenderse. Ni la más metódica capacidad analítica sirve para explicar tales vaivenes, para esclarecer las causas de una sociedad tan desequilibrada que amenaza con descarrilar. Porque no, tampoco acertamos construyendo raíles. Intentamos cimentar la economía con una red ferroviaria que, en vez de llevarnos al auge, al boom, hizo explotar las arcas públicas. "Boom", ya no había dinero. 

viernes, 10 de enero de 2014

Delenda est Monarchia

El lunes, además de -no sin cierta sorna- ser día de Reyes, fue jornada de despedidas. Pese a la escrupulosidad de RENFE con la puntualidad de los horarios, el tren dirección Barcelona se retrasó casi una hora. Un día después, la locomotora de la Justicia llegaba por fin a la estación de Pedralbes. Con una tardanza exasperante, Cristina de Borbón y Grecia era imputada en el caso Nóos.

viernes, 3 de enero de 2014

Otro año de mierda en este puto mundo

Tiene gracia el asunto. Hoy os voy a hablar sobre un libro que ni siquiera he leído. Cómo está el patio. Bueno, en realidad es porque he visto la película. Se titula "La vida de Flynn", y sin ser una obra maestra, sirve para descubrir a un prometedor Paul Dano y disfrutar, una vez más, del incombustible Robert de Niro. Supongo que ya habrán deducido que es una adaptación de la mencionada novela, que a su vez, está basada en hechos reales, o sea, que se trata de una narración autobiográfica. Ah, no les he dicho aún el nombre. "Otra noche de mierda en esta puta ciudad", de Nick Flynn.